La primavera traerá sorpresas

Cuaderno Americano sigue vivo aunque otros quehaceres lo hagan flaquear. Os prometo, eso sí, que la primavera traerá sorpresas musico-poéticas… aunque suene un poco a tautología. Pronto cuelgo un anticipo.

Mientras tanto, aquí tenéis un diminuto poema de amor y muerte, un poema de bolsillo, de cuando yo vivía y amaba junto al mar:

Noche, Día

Noche, día, y un mar de perlas
y tus ojos despiertos de rizos castaños,
rizos de antaño surcan
los deseos de un poeta, ávido de amar.
Ámame amor, ámame mar.

Lisos y pudientes, sus tristes semblantes
cuando en la víspera de la nada
reclama su sacrificio de letanía
la límpida sal.

Noche, día, ámame amor, ámame mar.

Creative Commons License

Nunca es tarde para la poesía

Y con el respiro de Navidad este poeta vuelve al redil, un poco más sombrío y cansado, pero ansiando aún vida con que escribir verbos más luminosos…

Es tarde 

A César Vallejo

No hay perdón, César,
ni quedan palabras.

El silencio triunfa como un tótem torcido
que incluso respiraría, si acaso lo oyéramos caminar,
aspiran nuestros suspiros las nubes
nos absorben sin clemencia no basta
que quiebren sus parapetos discurren
su soledad y nos aplastan contra el suelo,
como a un césped de carne.

Es tarde,
no quedan palabras.
Nadie lo puede entender.

Contemplación

Esta tarde que es gris suspendido,
con su rémora escarchada,
su horizonte que entrelaza,
que con su ritmo decanta el olvido.

En él me fijo. En ti.

***

Vientre arremolinado de luz,
Estrago de color, materia de sueño,
Esta noche no alcanza
A lamentar su propio transcurso,
Irisada derrama dolor. Oscuridad.