El dolor es azul

El día arrojado en esperanza última,
a ras de gigantes de hormigón líquido,
replegado el jardín y en él su hermética dicha,
el reverdecer jaezado que no pudo contagiarnos.

Encrespado sobre el suelo,
amoratado por la sacudida,
el lapislázuli acribilla mi espalda
y sobre él me tiendo – sobre la dicha –
inadvertido me sumo al ojo acristalado,
acaricio el estentóreo atardecer
pues sé que tras su sólida transparencia

aguarda lo ajeno mi encuentro.

Desperezo la oscuridad,
tendido sobre el suelo.

Creative Commons License

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s